No suelo escribir cosas así, pero bueno. Hace mucho tiempo que tengo una historia rondando en mi cabeza y poquito a poco va cogiendo forma y haciéndose más nítida. Ya podéis conocer a Yggdrasil, la humilde morada de Gira, que he guardado en la pestaña de Besos del menú principal.
sábado, 22 de octubre de 2016
Yggdrasil
"En resumen, la casa de Gira era, como poco, peculiar. Y por dentro no se quedaba corta. Los suelos estaban cubiertos de tierra prensada que alisaba las rugosidades causadas por las ramas de Yggdrasill y cada habitación había sido recubierta con resina para aislarla del frío y la humedad. Gira había cortado algunas ramas para hacer huecos en los que luego había colocado puertas y ventanas. Los suelos estaban cubiertos de alfombras y en las paredes apenas había huecos que no tuviesen un tapiz pintado o bordado, una máscara, un artilugio antiguo u otros objetos decorativos de cualquier rincón del mundo."
viernes, 2 de septiembre de 2016
He aguantado firme
las primeras balas que me has disparado
y que han dejado una muesca
como una pequeña telaraña
en la parte izquierda de mi pecho.
Pero ya está.
Una bala más
-sólo una-
y me resquebrajo.
Una bala más y estallo
en miles de millones de pedazos.
Y aquí estamos, mirándonos,
retándonos con las cejas levantadas.
Yo, deseando que no queden balas en tu recámara.
Tú, sabiendo que las tienes,
disparando,
sonriendo
sólo un instante
hasta darte cuenta
de que mis esquirlas se te clavan.
las primeras balas que me has disparado
y que han dejado una muesca
como una pequeña telaraña
en la parte izquierda de mi pecho.
Pero ya está.
Una bala más
-sólo una-
y me resquebrajo.
Una bala más y estallo
en miles de millones de pedazos.
Y aquí estamos, mirándonos,
retándonos con las cejas levantadas.
Yo, deseando que no queden balas en tu recámara.
Tú, sabiendo que las tienes,
disparando,
sonriendo
sólo un instante
hasta darte cuenta
de que mis esquirlas se te clavan.
jueves, 26 de mayo de 2016
Corazón tricameral
Acerca la oreja
y escucha las olas
que van por mis venas,
que rompen las rocas,
que llevan la arena
de todas las horas
en que fui sirena
y no tuve cola.
--
De las que me queda
un corazón tricameral
como el de las caracolas.
domingo, 13 de marzo de 2016
miércoles, 24 de febrero de 2016
domingo, 24 de enero de 2016
Eclipse
Nos dedicamos a movernos, dando vueltas, por el espacio.
Cada uno a nuestras cosa, sin apenas mirarnos, en nuestra trayectoria.
Nos dedicamos a movernos hasta que nuestras órbitas coinciden,
y se acercan tanto que conseguimos besarnos.
Y en ese beso te robo todo tu brillo, me quedo todo tu fuego.
Sólo para mi.
He esperado demasiado tiempo
como par dejarle ni un resquicio de tu calor al barato mundo al que eclipsamos
sábado, 2 de enero de 2016
Estrellas fugaces
No sé muy bien cómo definir el año que se ha acabado. Ha sido un año largo, el 1 de enero de 2015 se me figura tan lejos... Ha sido un año dinámico, de grandes cambios, grandes viajes y grandes personas. Ha sido un año en que he crecido muchísimo.
Pero, sobre todo, ha sido un año de estrellas fugaces.
De esas personas que aparecen en tu firmamento de repente, y consiguen que tu mirada solo las abarque a ellas. Durante un segundo, te parecen lo más maravilloso que hayas visto nunca, te empapas de ellas. Por un segundo parecen eternas...pero no lo son. De repente desaparecen, igual que aparecieron, sin explicaciones, sin despedidas, y la única huella que dejan es un recuerdo grabado en tu retina, que se va apagando inexorablemente.
Y te quedas vacío. Una vez se van, parece que ya no queda nada en el cielo, que esta oscuro. El alma se te cae a los pies. Pero también dura un segundo. Poco a poco te vas fijando que aún te quedan estrellas, muchas, muchísimas. Y luceros. Las mismas que estaban antes de cada estrella fugaz, y las mismas que estarán siempre después. Incluso puede que veas alguna nueva que va creciendo. Esas son las personas que se quedan. Las que sujetan tu cielo pase lo que pase para que no se te caiga encima, las que tienes que cuidar de verdad.
Porque las personas que son como estrellas fugaces son, pues eso, efímeras.
Creo que esa es la mayor lección que he aprendido este año. A apreciar las estrellas fugaces tal y como son, disfrutándolas por lo especiales que son mientras están en el cielo, y dejándolas marchar después. Pero, sobre todo, a apreciar el seguro brillo de las estrellas que hay debajo, las que se quedan conmigo.
Que el 2016 sea igual de bueno o mejor que el 2015, para todos.
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